jueves, 21 de marzo de 2019

HAMBRE DE POESÍA

Nunca podría estar a dieta de poesía.
Por muy gorda que estuviera de indolencia.
Por mucha prisa que tuviera por salir rauda hacia el destino.
Abandonando a su suerte cada dolor del pasado, cada amor, cada tristeza.

Aunque la soledad me tiente con otros hábitos atrayentes.
Y me chantajee con sus celos de quinceañera, la naturaleza,
que tanta mi atención precisa, 
a dejarme sin la inspiración preciosa. 

No podría hacer ayuno de versos leídos o escritos.
Quedarme delgada por dentro, de belleza.
Famélica de alimento para el alma.

Cuando me suenan las tripas de hambre de poesía, me siento y como.
Hasta saciarme.
Como si me fuera la vida en ello.
Porque me va la vida en ello.

No moriré jamás de inanición,
existiendo la poesía. 


Ángeles Córdoba Tordesillas ©

lunes, 25 de febrero de 2019

EXTRAÑO SÍNDROME

Desde que me picó la curiosidad 
fui por el mundo queriendo saberlo todo. 
Queriendo descubrirlo todo. 
Queriendo entenderlo todo. 
Algunos libros eran casas por dentro,  
donde vivían los más interesantes personajes 
y sucedían las más sugestivas historias 
entre sus hojas y mis ojos. 
Y otros, llenos de enseñanzas, 
que me ayudaron a crecer por dentro. 
¿La Tierra era plana o redonda? 
¿Cómo se apagaba un incendio?
¿Y qué era aquello de la Gravedad?
¿Acaso tenía que asustarme por ello?
Las hojas caían en otoño y debía de haber una razón 
¿Los besos se daban o se prestaban, 
esperando ser devueltos por amor, tal vez?
El arte era prosa y otras veces, verso.
Colorido, paciencia, ilógica y, a veces, ciencia. 
Palabras, números, silencio y notas musicales. 
Y yo: el finito y el infinito encontrándose.
Según mi Maestro. 
Qué arsenal de creatividad y creaciones.
Qué fascinante fascinación. 
Conocí a Kandinsky, a Picasso y a Chagall. 
Me maravillé con Miguel Ángel.
Escuché lo que tenían que decir Chopin y Brahms, 
a Mahler y a Beethoven. 
Poniendo toda mi atención y mi sentimiento en ello. 
Pero lo que más interés me suscitó 
fue el misterio que envuelve al ser humano.  
Que a su vez, lo contiene. 
Todo en él es previsible y a la vez, desconcertante. 
¿Cuánto es capaz de apreciar en un instante? 
¿Cuánto de crear con un pensamiento?
¿Cuánto de destruir con un solo gesto? 
¿Cuánta verdad contiene su palabra?
¿Cuánto amor su corazón?
¿Qué desea encontrar con su incesante búsqueda?
¿Acaso la satisfacción interior 
o simplemente ambiciona logros materiales?
Si necesita paz, ¿por qué busca guerras?
¿Por qué enemigos si quiere amistad?
¿Es consciente acaso de sus contradicciones?
¿Y de su necesidad de amar?
Nunca dejo de sorprenderme.
Desde que me picó aquél extraño insecto, llamado “curiosidad”. 
Todo sigue aún por descubrir, interpretar, experimentar, sentir… 
Nunca he buscado alivio para esa picadura singular. 
Es el único prurito que me resulta gratificante. 



Ángeles Córdoba Tordesillas ©

miércoles, 11 de abril de 2018

ÉSTA ES LA POESÍA DE MODA

Quiero que la poesía se ponga de moda.
Que se lleve en la ropa, en el pelo, en el bolso, junto al móvil,
y como complemento imprescindible.
Que se haga más popular que las dietas adelgazantes. 
Que salga victoriosa en cada batalla que libren el amor y la guerra.
Que flote en el aire con la contaminación.
Como el polen pero que no produzca alergia. 
Que podamos respirarla y sanar nuestra alma, con ella.
Que sea el oxígeno reparador de los pulmones de la fe.
Que se recicle, se reutilice, 
se prescinda de envases no biodegradables para contenerla. 
Que todos tengamos algún verso que llevarnos a la boca.
Que nadie abra la boca sin pedir alguno.
Que venga cada hijo con un poema, al menos, bajo el brazo.
Que no sólo de prosa y de pose viven el hombre y la mujer.
Sino de todo poema que sale del corazón
que tiene sentimiento dentro.



Ángeles Córdoba Tordesillas ©

HAMBRE DE POESÍA

Nunca podría estar a dieta de poesía. Por muy gorda que estuviera de indolencia. Por mucha prisa que tuviera por salir rauda hacia el d...